domingo, 16 de enero de 2011

hoy

ir a nadar a cu en domingo tiene varios encantos: se puede disfrutar de una de las muchas facetas de ciudad universitaria, aquélla en la que se convierte en un parque de diversiones familiar en el que familias enteras -desde abuelos hasta nietos- pasean en bicicleta con sus cascos de color y sus bicicletas que combinan y en la que se respira un aire sin prisas, como ajeno al distrito federal, donde la gente -con o sin perros- permite que pasen las horas y solo están ahí, viviendo el momento sin preocupaciones.

además, el ambiente en la alberca se transforma, parece un balneario, hasta te sientes raro si haces tus rutinas: tres vueltas de dorso, tres pataleando, varias de crol, regresa a la de dorso para descansar, etc., el aire se percibe más ligero, hasta puedes escuchar la charla de quienes chapotean varios metros alejados de ti, como si esa ligereza lo permitiera.

todo ciudad universitaria se vuelve más lento, se deja escuchar, los edificios te hablan con su arquitectura y los caminos adquieren otro sentido, dejan de ser un instrumento para llegar a la facultad, al instituto, a la biblioteca, se dejan ver y oler y te permiten sentirte en ellos como si por primera vez los recorrieras.

el cielo también cambia, pareciera que todo se inmoviliza cuando miras hacia arriba -y mucho rato se tiene que ver cuando nadas en dorso-, todo es lento y tranquilo, hasta el grafiti pintado en el piso pidiendo respeto al ezln parece descansar, como si su proclama fuera de otra época y hubiese tenido sentido en otro espacio.

todo se deja percibir con más honestidad, todo es más legítimo: los circuitos, los árboles, las bardas, las plazas, las hojas de los árboles que ocupan el lugar de los autos en el pavimento. en cierta forma puedes escuchar respirar a esa ciudad universitaria haciéndolo con calma, como si todo el resto de la semana solo se ocultara para dejar paso a las prisas, clases, investigaciones, automóviles, entrenamientos y todo eso que ocurre en ella.

y, bueno, dije ir a nadar, pero supongo que debe sentirse lo mismo si solo se va a caminar o a andar con el perro o a jugar frontenis, supongo que cu ofrece lo mismo para todo aquel que dé dos pasos en ella en domingo.

No hay comentarios: