domingo, 23 de enero de 2011

Hoy

Siempre se agradece escuchar unas hermosas piezas para cuerdas: piano y violoncelo, un domingo por la tarde.

Así es

LA CULPA ES TAN FEA, QUE NADIE SE LA QUIERE ECHAR

lunes, 17 de enero de 2011

domingo, 16 de enero de 2011

domingo de documental

acabo de ver un documental sobre gabriel orozco, artista mexicano, del cual hace un tiempo tuve oportunidad de ver una obra en el palacio de bellas artes. recuerdo que varias de sus instalaciones en la exposición me parecieron una colección sin sentido de basura, acomodada de alguna forma caprichosa que, seguramente en su momento, gabriel colocó uno dos o tres centímetros más allá o más acá hasta que le pareció armonioso, bonito. honestamente, yo pensé que si hubiéramos metido una lata vacía de coca-cola o un vasito vacío de nieve (con todo y cucharita lamida) de contrabando al museo y la (lo) hubiéramos dejado ahí, en la mesa donde estaba toda su colección de basuritas acomodadas, nadie, mas que gabriel y nosotros (mis amigos y yo) -y quizá alguna que otra cámara de vigilancia-, se habría dado cuenta de que esas chunchitas no pertenecían a la instalación original.

hubo otras cosas que sí me gustaron, pero después de ver el documental, me di cuenta de que eran las que habían requerido de un estudio un poco más elaborado, y que me gustaron por el juego geométrico que presentaban.

gabriel dijo en su documental que una crítica en frankfurt había dicho que el arte moderno se había convertido en una especie de fast food, que era demasiado fácil hacerlo. yo pensé más o menos lo mismo cuando vi sus instalaciones, ya lo dejé entrever antes: un conjunto de basuritas acomodadas en una mesa. luego, gabriel dijo que esa crítica le había gustado porque mostraba que la gente es capaz todavía de indignarse ante algo que no le parece meritorio de ser visto y agregó que su trabajo tenía el valor de que solo él tuvo los huevos de realizar algo que era muy fácil y que cualquiera lo podría haber hecho. yo creo que -sin saber nada del tema, es puro sentimiento mío-, que para vivir del arte, se requiere más de contactos que de tener los huevos de hacer algo distinto. es cuestión solo de asomarte al facebook o a blogs de personas que toman fotografías, que hacen diseños que ven algo bien acomodado en su escritorio y toman una foto, para darse cuenta de que no es tener los huevos, sino de estar bien conectado en el medio. ojo, no estoy diciendo que sienta que gabriel hace puras porquerías sin pensar, solo trato de decir que una vez que eres famoso, tienes oportunidad de hacer cosas "fáciles", como diría el crítico aquel.

después de ver el documental, yo creo que sus instalaciones adquieren una belleza especial al ser fotografiadas. verlas en vivo a mí no me dejó nada especial. me aburrió el contenido y sí, me indigné, pero me indigné de que se le pague a alguien por poner basuritas en una sala de exposición (¿a poco el señor que vende en el tianguis chunchitas viejas no las acomoda en el piso para que se vean armoniosas y voltees a verlas cuando pasas a su lado?... y él no se hace famoso por eso). hubo alguien en el documental que explicaba lo profundo del sentido que había en unas latas con etiqueta de cerveza pegadas, daba una explicación muy personal, está bien, qué bien que le provoque algo. a mí no me provocó nada, y menos después de escuchar a gabriel solo decir: "esas latas se ven lindas"... si la intención era que se vieran lindas, yo no conseguí verlas así. yo creo que hay cosas que se ven bonitas y las agradezco. hay otras que no entiendo, pero que llevan una intensión al ser elaboradas, que cuando la conozco, adquieren sentido para mí.

quién sabe, quizá solo sea que en mi caso se aplica lo que gabriel dijo en una parte del documental: cuando uno tiene muchas expectativas es más ciego, cuando hay muchas expectativas hay decepción y lo poético surge cuando no tienes expectativas.

en fin, a mí no me gustan para nada ciertas instalaciones de gabriel orozco, no me dicen ni me dejan nada; sin embargo, después de ver el documental y ver ciertas tomas de ellas en ciertos ángulos y acomodos, esas fotografías me gustaron en cierto sentido, creo que tienen cierta armonía geométrica que me gusta, o sea, como que su obra de 3d la prefiero en 2d.

por lo que he escuchado, esto del arte siempre es cuestionable. yo no sé nada de arte, no lo he estudiado y conozco poquísimo. en mi poco recorrido, que es muy corto, para mí una obra vale por dos cosas: por la sensación que te produzca al tener contacto con ella o por el motivo por el que fue creado y cuando lo sabes, adquiere un nuevo sentido, algo más estudiado; y como en todo, entran juicios de valor, experiencias propias y toda la vida que llevamos a cuestas.

en un punto del documental recordé una frase de borges que me encanta: "la belleza no es privilegio de unos cuantos nombres ilustres...". yo creo también que hay algunos nombres ilustres que no siempre hacen cosas bellas.


inquietante

creo que debo comenzar a considerar el analizar por qué he soñado dos veces con josé narro... sobre todo si en una noche era mi colega (más bien ayudante) y en otra se iba a comer conmigo unos tacos de guisado en un puesto de una colonia popular (dejando de forma consciente sus obligaciones de rector de la unam a un lado, cabe decir).

hoy

ir a nadar a cu en domingo tiene varios encantos: se puede disfrutar de una de las muchas facetas de ciudad universitaria, aquélla en la que se convierte en un parque de diversiones familiar en el que familias enteras -desde abuelos hasta nietos- pasean en bicicleta con sus cascos de color y sus bicicletas que combinan y en la que se respira un aire sin prisas, como ajeno al distrito federal, donde la gente -con o sin perros- permite que pasen las horas y solo están ahí, viviendo el momento sin preocupaciones.

además, el ambiente en la alberca se transforma, parece un balneario, hasta te sientes raro si haces tus rutinas: tres vueltas de dorso, tres pataleando, varias de crol, regresa a la de dorso para descansar, etc., el aire se percibe más ligero, hasta puedes escuchar la charla de quienes chapotean varios metros alejados de ti, como si esa ligereza lo permitiera.

todo ciudad universitaria se vuelve más lento, se deja escuchar, los edificios te hablan con su arquitectura y los caminos adquieren otro sentido, dejan de ser un instrumento para llegar a la facultad, al instituto, a la biblioteca, se dejan ver y oler y te permiten sentirte en ellos como si por primera vez los recorrieras.

el cielo también cambia, pareciera que todo se inmoviliza cuando miras hacia arriba -y mucho rato se tiene que ver cuando nadas en dorso-, todo es lento y tranquilo, hasta el grafiti pintado en el piso pidiendo respeto al ezln parece descansar, como si su proclama fuera de otra época y hubiese tenido sentido en otro espacio.

todo se deja percibir con más honestidad, todo es más legítimo: los circuitos, los árboles, las bardas, las plazas, las hojas de los árboles que ocupan el lugar de los autos en el pavimento. en cierta forma puedes escuchar respirar a esa ciudad universitaria haciéndolo con calma, como si todo el resto de la semana solo se ocultara para dejar paso a las prisas, clases, investigaciones, automóviles, entrenamientos y todo eso que ocurre en ella.

y, bueno, dije ir a nadar, pero supongo que debe sentirse lo mismo si solo se va a caminar o a andar con el perro o a jugar frontenis, supongo que cu ofrece lo mismo para todo aquel que dé dos pasos en ella en domingo.

sábado, 15 de enero de 2011

hoy

Qué chido es caminar por el centro histórico de la Ciudad de México, esquivar gente que va de compras, familias enteras arrastrando a sus niños de la mano por las calles, rodearse de gente.