lunes, 22 de septiembre de 2008

POESIA ERÓTICA


Esta es una invitación para que vayan a escuchar la poesía de nuestro amigo Pablo.

jueves, 11 de septiembre de 2008

¿Qué fue del beso alado y del faunito?

Al primero la otra vez lo vi por ahí vagando, nos reconocimos de inmediato. Luego de un tímido 'hola', se lanzó sobre mí. Me dio varias vueltas, como reconociéndome, luego se metió entre mi cabello -corto ahora-, bajó por mis brazos mientras yo me retorcía de la risa, anduvo juguetenado entre mi espalda y mi ombligo, bajó y camió por mis pantorrillas, subió volando y desupés rozó sutilmente mi mejilla entre tierno y jugetón, luego se plantó en mi frente, ahí se quedó un minuto, luego, lentamente, paso a paso, bajó por mi nariz, esperó tres segundos parado en la orilla y así, los dos a la espectativa, delicado, tímido y seguro, bajó otro poco y se detuvo en mi boca.

El preámbulo acabó ahí, con todo el cariño contenido derrochado en pequeños instantes, saboreándolo poco a poco.

Después platicamos largo rato, dice que ha conocido muchos lugares y ha visto miles de cosas. Me dijo que estaba muy agradecido por tener alitas, puesto que, debido al tráfico de la ciudad, habría sido imposible moverse a tantos lugares como lo ha hecho en estos meses.

Me dijo que trata de ser sigiloso, de no ser muy visto (es tímido, ¿sabías eso?) y que cuando alguien llega a percatarse de él, es toda una sensación (a mí me parece que trataba de presumir...ji). Le platiqué un poco de mí y de ti, sabe que platicamos; se puso feliz (creo que le gustábamos).

En fin, nos dio mucho gusto vernos. No lo enteretuve más, lo dejé ir: no es de los que les guste estar mucho tiempo quietos. No quedamos en vernos de nuevo; el sabor de la sorpresa es insustituible. Sé que estará bien, se sabe cuidar y sabe vivir con alegría.

Del faunito... no te dije nunca, pero ese último día en tu casa, se metió en mi mochila justo cuando eché el último vistazo antes de cerrar la puerta, no me di cuenta, lo hizo a hurtadillas. Ahora vive acá, en un hueco de la roca volcánica de mi jardín. Cuando olvido recortar el pasto, él se divierte como enano jugandole bromas a mi perro, escondido entre la maleza, jalándole la cola y enredándose entre sus patas. En los días soleados le gusta tumbarse al costado de mis rosales tratando de proteger sus ojos a la sombra de alguna de sus hojas. Cuando se molesta, entra por mi ventana -siempre entreabierta- y revuelve mis cosas, ¡todo un desorden!... (hasta llegué a pensar que fue él quien puso al alacrán a mi costado mientras dormía...). En fin, ya sabes, es un tipo visceral; pero, bueno, ahora lo cuido, es buen tipo a pesar de todo y jamás tendría corazón para molestarme mucho con él.

Sé que te hace feliz saber de ellos y, como yo, puedes tener la seguridad de que viven sus vidas, a su modo cada uno, satisfechos y divertidos.

Es todo, si ocurre alguna novedad, te será informado con prontitud.